Cuando adquirimos algún aparato o equipo, trae las Instrucciones de Uso. Son las recomendaciones que el fabricante le hace al Usuario para obtener los mejores resultados y asegurar una larga vida útil.
El cuerpo humano NO trae esas Instrucciones de Uso porque la Naturaleza al moldearlo por siglos, le diseñó un entorno protector que se encargaba de proporcionarnos el ambiente para tener salud y longevidad.
Ese entorno ofrecía Ciclos de Luz y Oscuridad, Alimento natural con frecuencia escaso pero suficiente y nos dio la fortaleza de sobrevivir sin comida más de 40 días. Con la belleza del paisaje nos proporcionó el alimento mental y con ciclos de escasez y abundancia, nos hizo pensar en DIOS.
Obtener alimento, techo y las comodidades básicas nos obligó a la Actividad física que estimula y favorece varios procesos corporales como el tránsito intestinal o el fortalecimiento de hueso y músculo o los ciclos del sueño o la sensación de bienestar.
Con el desarrollo de tecnologías que nos facilitan la vida, inadvertidamente hemos modificado completamente el entorno protector que la naturaleza nos otorgó. Con la invención de la electricidad, cambiaron nuestros ciclos circadianos dependientes de la luz solar y alteramos el sueño, ciclos hormonales alterando nuestro equilibrio.
Con la industrialización el alimento resultante es cada vez más procesado y artificial, menos natural lo que ha facilitado la aparición de numerosos trastornos digestivos y / o alérgicos.
Con la automatización de muchas actividades físicas (ayudantes de cocina, lavadoras, licuadoras, escaleras mecánicas, controles remotos, etc.…se redujo importantemente la protectora Actividad Física.
Con la computarización y aparición de Internet se ha modificado hasta nuestra realidad con juegos y trabajos virtuales que con los demás adelantos tecnológicos han terminado por separarnos casi totalmente de ese entorno protector diseñado pacientemente por la Naturaleza.
Este breve esbozo busca explicar cómo modificar nuestro entorno ha traído el desequilibrio funcional corporal y la proliferación de trastornos como el insomnio, estreñimiento, obesidad, diabetes, hipertensión, incontinencia urinaria senil, alteraciones tiroideas, infarto, depresión o hasta trastornos de identidad sexual convirtiéndose en verdaderas epidemias.
Hoy, viven con más dificultad, pero con más salud las comunidades que aún se mantienen rurales. Sin embargo, regresar a la Edad de Piedra, obviamente, no es la solución, pero asumir todo desarrollo, consciente de sus consecuencias colaterales, si encierra la solución para recuperar en lo posible ese entorno protector, natural.
Hay que recuperar en lo posible ése ambiente que vivieron nuestros ancestros…su vida más bien lenta, su alimentación natural y su actividad física cotidiana. Hay que tomar de la tecnología su capacidad para facilitarnos la vida, pero conscientes de que también hay efectos colaterales que debemos evitar.
En este marco natural, el Ayuno Intermitente se inserta como la consecuencia de la escasez de alimento que vivió la humanidad mientras fue recolectora y cazadora. No fue sino hasta la aparición de la Agricultura y la domesticación de los diferentes tipos de ganado que la Humanidad dejó de Ayunar de manera Intermitente porque por siglos, el hambre fue su frecuente compañera.
Antes de implementar en su vida un Ayuno Intermitente, asesórese con su Médico Tratante no sea que resulte peor el remedio que la enfermedad. Una vez chequeado esto, inicie Ud. Un Plan moderado y oiga a su cuerpo. Atienda a sus señales y Consulte sus dudas, sus observaciones porque Ayunar, no es para todos, pero recuperar aspectos claves del entorno, sí.
Acepte la tecnología, de manera Consciente. Aprenda sobre sus efectos colaterales pues no hay Bien que su Mal no traiga. Así, podrá preservar ése ambiente protector que brinda el sano Alimento Espiritual-Mental de una vida apacible, la comida natural y una actividad física recreativa.
El Ayuno Intermitente es una, de las varias prácticas que pueden ayudarle a reconstruir el entorno protector para Usted, sus seres queridos y la Humanidad.
Atentamente
Dr. Wilmer Colina Pineda
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